¿Os habéis parado a pensar de qué depende que tengamos un buen día? Ya lo he hecho muchas veces pero creo no haber llegado nunca a la misma conclusión.
Sea porque nos toca madrugar más que el día antes y no hemos descansado debidamente, o está lloviendo y se nos estropea el coche de camino a una reunión, o porque escuchamos un “NO” inesperado,
no tiene por qué ser sinónimo de un mal día. Ya me imagino que estáis pensando, tampoco es precisamente para alegrarse, pero vamos a ver, mucho menos para dar por perdido un precioso día.
Ese día que después de un buen rato de estar enfurruñado con todo el universo, por no haber sido un poco más justo con nosotros, después de una mañana gris recibimos un gesto simple de esa persona que se sienta en la mesa en frente o a nuestro lado, una palabra amable, una sonrisa que permite olvidarse de todo lo anterior. Un gesto sin ninguna intención concreta y con unas cuantas repercusiones.
Los estudios sugieren que la risa aleja los problemas y preocupaciones de la mente, modificando así nuestra perspectiva. Además de reducir estrés, adelgaza, nos hace más accesibles a los demás, y permite trabajar con mayor eficiencia y todo ello influye en el entorno laboral mucho más agradable. En las situaciones difíciles o de crisis una mente sonriente verá la solución a sus problemas mucho antes. |
Nuestra cara y por lo tanto la sonrisa transmite información y habla por nosotros, tanto de cómo puede ser nuestra personalidad y carácter hasta cómo nos encontramos en este momento. Una sonrisa es capaz de cambiar nuestro estado de ánimo y también de los demás. Ayuda en mantener autoestima lo que influye directamente en todas facetas de nuestra vida. Por eso por favor sonríe a tu compañero y así te harás un enorme favor a ti mismo. Puede que él te sonría a ti cuando más lo necesites y eso te ayudará en superar un día tras otro. |
Ewa Chaberska
MÉTRICA Consulting
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